Jaime Martínez Ventura, Abogado
El discurso que el Presidente Saca presentó ante la Asamblea Legislativa el pasado 1º de julio y su informe denominado "Cuatro años trabajando para tí", publicado en edición lujosa de 16 páginas completas, full color, en todos los diarios del país, en el marco de su propia política de austeridad, enumera importantes avances que su gobierno ha tenido en los diferentes campos de la vida nacional.
Se destaca, entre otros, que entre 2004 y 2007 el sector agropecuario tuvo un crecimiento acumulado de 25%; en materia de salud, una inversión de más de 47 millones de dólares, tres mil empleos y más de 4 millones de beneficiados del FOSALUD; 47 municipios y 48 mil familias beneficiadas con Red Solidaria en 2007 con una proyección de 77 municipios y 89 mil familias para 2008; 2,500 millones de dólares en inversiones económicas; 351 millones de exportaciones en 2004 y 629 millones en 2007 como resultado de los TLC; crecimiento de las divisas provenientes del turismo de 353 millones en 2004 a 841 millones en 2007; 67 mil personas alfabetizadas en 2007; más de 600 millones anuales en subsidios que representan un ahorro de 51.16 dólares anuales por familia; 188 millones invertidos en 130 kilómetros de caminos rurales, etc.
Sin embargo esos datos y cifras –cuya veracidad es de difícil verificación, ya que el Ejecutivo no ha querido aprobar una ley de libre acceso a la información pública– contrastan en diversos aspectos con la realidad cotidiana de la población, principalmente de los sectores más empobrecidos.
Comenzando por el párrafo inicial que dice: "Tu familia ha recibido el apoyo de una gestión enfocada en lo social, con un Gobierno con sentido humano que ha llevado a todos los salvadoreños y las salvadoreñas esperanza, pero más importante, mejores oportunidades para salir adelante".
Que disgusto habrá causado esta afirmación en miles de familias, como la mía, que tienen a uno o más de sus integrantes fuera del país, trabajando duramente en un país extranjero, no por que, como cínicamente se ha dicho, "tienen vocación de viajeros", si no porque precisamente no tuvieron ni la más mínima oportunidad de trabajo o estudio en este país, debido a que el Gobierno actual, como todos sus predecesores, negaron la vocación humanista que debe tener el Estado según el primer artículo de nuestra Constitución, y convirtieron a este país en un feudo de las más aberrantes políticas neoliberales para las que, contrario a esa disposición constitucional, el principio fundamental no es, el ser humano como origen y fin del Estado, si no la ganancia como principio y fin del mercado.
Esa visión hizo, por ejemplo, que en lugar de fomentar la producción agrícola con fuertes políticas de financiamiento y asistencia técnica para los agricultores locales, se promovió la compra de granos básicos y otros productos agrícolas del extranjero, a través del capital de grandes corporaciones intermediarias ligadas al partido de gobierno favorecidas con fabulosas ganancias.
Igualmente guarda cierta ironía otra frase introductoria del referido informe en la que se define a nuestro país como "El Salvador de oportunidades en el que tienes la libertad de poder llegar adonde tu quieras"; irónica por que en este país cientos de miles de personas a lo único que pueden aspirar es llegar a los EE.UU. u otro país foráneo en el que puedan encontrar las oportunidades que su propia patria les ha negado. Asimismo, cómo puede decirse en el párrafo final de esa introducción que "el camino está trazado, seguir viviendo en un país libre y en progreso", cuando más del 30% de compatriotas (2.5 millones) viven fuera de nuestro territorio, a quienes eufemísticamente se les ha bautizado como hermanos lejanos o cercanos, cuando aquí y allá, la gran mayoría, son vistos como ciudadanos de segunda categoría, ya que en el extranjero no pueden ejercer su completa ciudadanía y, por otro lado, en este país se les ha negado el derecho al voto.
Así de paradójica es la introducción del cuarto "informe presidencial", y todavía más contradictorio es su contenido principal. En la política agraria, por ejemplo, afirma: "Hemos trabajado arduamente para que la seguridad alimentaria de nuestro país esté protegida".
Esta es una de las aseveraciones más dolorosamente contrastantes con la realidad, ya que, desde que El Salvador fue dolarizado mediante una ley autoritaria y engañosa durante el anterior gobierno, los precios de la canasta básica se dispararon exorbitantemente llegando a igualar los de algunas ciudades estadounidenses y, encima, con la actual crisis del capitalismo global, aumentaron todavía más, al punto que una libra de frijoles llegó a costar hasta un dólar con cincuenta centavos, las tortillas más de cinco centavos cada una, el pan a precios elevadísimos, las verduras y legumbres por igual, la leche, los huevos, todos ha encarecido tanto que hasta las familias de clase media han tenido que reducir la calidad y cantidad de su dieta diaria, mientras que las empobrecidas capas populares, en el campo y la ciudad, ya no hacen los tres tiempos completos de comida.
En materia de salud, se mencionan millonarias inversiones en la construcción y equipamiento de hospitales y en la extensión de horarios de servicio en clínicas y unidades de salud, pero no se explica por qué no se ha terminado de construir, con la urgencia y primacía que amerita, el Hospital de Maternidad; tampoco se dice nada acerca de los cobros por servicios básicos que se han realizado sistemáticamente en los hospitales públicos, la falta de instrumentos médicos vitales como equipos para tomografías, ni mucho menos se explica el crónico desabastecimiento de medicinas, tanto en la red de hospitales nacionales como en los del Seguro Social.
Con la llamada "Red Solidaria", el Presidente afirma que ha logrado una de sus metas: "Sacar adelante a los salvadoreños en condiciones de pobreza", lo cual es cierto pero sólo en cifras porque con la ayuda económica que se brinda a los destinatarios se les hace llegar a la cantidad de ingresos que estadísticamente se requiere para salir de la "línea de pobreza”2 pero en la práctica sus condiciones son tan miserables que el aporte recibido resulta insuficiente. Por otra parte, es cierto que miles de habitantes han salido de la pobreza pero, en su mayoría, no ha sido por lo que el Gobierno actual y sus predecesores han hecho, si no por que los dos millones y medio que viven y trabajan fuera del país, se han encargado de sacar adelante a por lo menos una cantidad similar de compatriotas que reciben mensualmente sus remesas familiares.
En materia educativa, se destacan los supuestos programas exitosos como EDÚCAME, EDUNET, COMPITE, EDIFICIA y EDUCO respecto del cual se dice que tiene "15 años de exitosa labor y de ser modelo educativo a nivel internacional", lo que puede ser cierto, pero probablemente los países que lo han tomado como modelo, son aquellos que también siguen un enfoque neoliberal de la educación, entendida no como un derecho al saber, al conocimiento crítico, liberador y constructivo, si no como instrucción para competir, para imponerse sobre los que tienen menos aptitudes dentro de las escasas oportunidades del capitalismo global. En todo caso, si tan exitosos han sido estos programas del gobierno actual y de los anteriores, debería responderse con solvencia a esta pregunta básica: ¿Dónde están esas tres generaciones de estudiantes exitosos? ¿En una maquila?, ¿En una gasolinera?, ¿En una venta de comida chatarra?, ¿Explotados y ganando un salario de hambre? o, lo más seguro, ¿Haciendo cualquier tipo de trabajo doméstico fuera de nuestro país?
Otro tremenda contradicción es que en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el Presidente terminó diciendo: "El poder no me ha cambiado, sigo siendo el mismo Tony Saca", pero a renglón seguido hizo a un lado su modestia al decir que cuando un campesino del norte del país le dijo que nunca le olvidarían por haber sido el Presidente que les abrió la oportunidad de sacar sus productos agrícolas gracias a la primera fase de la carretera longitudinal del norte, le respondió: "Yo no quiero ser recordado por una carretera, si no por haber contribuido al desarrollo de toda la zona norte del país". Igualmente, ante la Asamblea dijo "No reclamo ningún logro, sólo doy fe de haber trabajado por mi país", mientras que en el informe oficial, que publicó y pagó con nuestros impuestos, se habla abundantemente de los supuestos logros presidenciales.
El desconcierto y la molestia que se siente al escuchar y leer este tipo de discursos debe ser canalizada positivamente en acciones y decisiones de cambio. Si el Art. 83 de la Constitución de la República establece que "la soberanía reside en el pueblo" y el Art. 85 reza: "El Gobierno es republicano, democrático y representativo" y "El sistema político es pluralista", el pueblo es dueño de la soberanía, es libre de elegir a sus gobernantes, tiene derecho a que se le respete su voluntad y puede escoger al candidato y partido que mejor le parezca, de la ideología que sea; por lo tanto el pueblo tiene el poder de cambiar todas esas situaciones que le disgustan, de intentar que cambie e incluso de equivocarse en el intento. En consecuencia no puede seguir siendo asustado con los fantasmas del “comunismo”, el “terrorismo”, el “izquierdismo” y tantos otros calificativos con los que se pretende atemorizar al electorado.
Es hora de no tener más miedo a las campañas de terror. Se debe vencer el temor y escoger la esperanza; la esperanza de un cambio de verdad no de "cambiar algo para que no cambie nada", la esperanza legítima de que los discursos presidenciales choquen contra el muro de la realidad agobiante.
El discurso que el Presidente Saca presentó ante la Asamblea Legislativa el pasado 1º de julio y su informe denominado "Cuatro años trabajando para tí", publicado en edición lujosa de 16 páginas completas, full color, en todos los diarios del país, en el marco de su propia política de austeridad, enumera importantes avances que su gobierno ha tenido en los diferentes campos de la vida nacional.
Se destaca, entre otros, que entre 2004 y 2007 el sector agropecuario tuvo un crecimiento acumulado de 25%; en materia de salud, una inversión de más de 47 millones de dólares, tres mil empleos y más de 4 millones de beneficiados del FOSALUD; 47 municipios y 48 mil familias beneficiadas con Red Solidaria en 2007 con una proyección de 77 municipios y 89 mil familias para 2008; 2,500 millones de dólares en inversiones económicas; 351 millones de exportaciones en 2004 y 629 millones en 2007 como resultado de los TLC; crecimiento de las divisas provenientes del turismo de 353 millones en 2004 a 841 millones en 2007; 67 mil personas alfabetizadas en 2007; más de 600 millones anuales en subsidios que representan un ahorro de 51.16 dólares anuales por familia; 188 millones invertidos en 130 kilómetros de caminos rurales, etc.
Sin embargo esos datos y cifras –cuya veracidad es de difícil verificación, ya que el Ejecutivo no ha querido aprobar una ley de libre acceso a la información pública– contrastan en diversos aspectos con la realidad cotidiana de la población, principalmente de los sectores más empobrecidos.
Comenzando por el párrafo inicial que dice: "Tu familia ha recibido el apoyo de una gestión enfocada en lo social, con un Gobierno con sentido humano que ha llevado a todos los salvadoreños y las salvadoreñas esperanza, pero más importante, mejores oportunidades para salir adelante".
Que disgusto habrá causado esta afirmación en miles de familias, como la mía, que tienen a uno o más de sus integrantes fuera del país, trabajando duramente en un país extranjero, no por que, como cínicamente se ha dicho, "tienen vocación de viajeros", si no porque precisamente no tuvieron ni la más mínima oportunidad de trabajo o estudio en este país, debido a que el Gobierno actual, como todos sus predecesores, negaron la vocación humanista que debe tener el Estado según el primer artículo de nuestra Constitución, y convirtieron a este país en un feudo de las más aberrantes políticas neoliberales para las que, contrario a esa disposición constitucional, el principio fundamental no es, el ser humano como origen y fin del Estado, si no la ganancia como principio y fin del mercado.
Esa visión hizo, por ejemplo, que en lugar de fomentar la producción agrícola con fuertes políticas de financiamiento y asistencia técnica para los agricultores locales, se promovió la compra de granos básicos y otros productos agrícolas del extranjero, a través del capital de grandes corporaciones intermediarias ligadas al partido de gobierno favorecidas con fabulosas ganancias.
Igualmente guarda cierta ironía otra frase introductoria del referido informe en la que se define a nuestro país como "El Salvador de oportunidades en el que tienes la libertad de poder llegar adonde tu quieras"; irónica por que en este país cientos de miles de personas a lo único que pueden aspirar es llegar a los EE.UU. u otro país foráneo en el que puedan encontrar las oportunidades que su propia patria les ha negado. Asimismo, cómo puede decirse en el párrafo final de esa introducción que "el camino está trazado, seguir viviendo en un país libre y en progreso", cuando más del 30% de compatriotas (2.5 millones) viven fuera de nuestro territorio, a quienes eufemísticamente se les ha bautizado como hermanos lejanos o cercanos, cuando aquí y allá, la gran mayoría, son vistos como ciudadanos de segunda categoría, ya que en el extranjero no pueden ejercer su completa ciudadanía y, por otro lado, en este país se les ha negado el derecho al voto.
Así de paradójica es la introducción del cuarto "informe presidencial", y todavía más contradictorio es su contenido principal. En la política agraria, por ejemplo, afirma: "Hemos trabajado arduamente para que la seguridad alimentaria de nuestro país esté protegida".
Esta es una de las aseveraciones más dolorosamente contrastantes con la realidad, ya que, desde que El Salvador fue dolarizado mediante una ley autoritaria y engañosa durante el anterior gobierno, los precios de la canasta básica se dispararon exorbitantemente llegando a igualar los de algunas ciudades estadounidenses y, encima, con la actual crisis del capitalismo global, aumentaron todavía más, al punto que una libra de frijoles llegó a costar hasta un dólar con cincuenta centavos, las tortillas más de cinco centavos cada una, el pan a precios elevadísimos, las verduras y legumbres por igual, la leche, los huevos, todos ha encarecido tanto que hasta las familias de clase media han tenido que reducir la calidad y cantidad de su dieta diaria, mientras que las empobrecidas capas populares, en el campo y la ciudad, ya no hacen los tres tiempos completos de comida.
En materia de salud, se mencionan millonarias inversiones en la construcción y equipamiento de hospitales y en la extensión de horarios de servicio en clínicas y unidades de salud, pero no se explica por qué no se ha terminado de construir, con la urgencia y primacía que amerita, el Hospital de Maternidad; tampoco se dice nada acerca de los cobros por servicios básicos que se han realizado sistemáticamente en los hospitales públicos, la falta de instrumentos médicos vitales como equipos para tomografías, ni mucho menos se explica el crónico desabastecimiento de medicinas, tanto en la red de hospitales nacionales como en los del Seguro Social.
Con la llamada "Red Solidaria", el Presidente afirma que ha logrado una de sus metas: "Sacar adelante a los salvadoreños en condiciones de pobreza", lo cual es cierto pero sólo en cifras porque con la ayuda económica que se brinda a los destinatarios se les hace llegar a la cantidad de ingresos que estadísticamente se requiere para salir de la "línea de pobreza”2 pero en la práctica sus condiciones son tan miserables que el aporte recibido resulta insuficiente. Por otra parte, es cierto que miles de habitantes han salido de la pobreza pero, en su mayoría, no ha sido por lo que el Gobierno actual y sus predecesores han hecho, si no por que los dos millones y medio que viven y trabajan fuera del país, se han encargado de sacar adelante a por lo menos una cantidad similar de compatriotas que reciben mensualmente sus remesas familiares.
En materia educativa, se destacan los supuestos programas exitosos como EDÚCAME, EDUNET, COMPITE, EDIFICIA y EDUCO respecto del cual se dice que tiene "15 años de exitosa labor y de ser modelo educativo a nivel internacional", lo que puede ser cierto, pero probablemente los países que lo han tomado como modelo, son aquellos que también siguen un enfoque neoliberal de la educación, entendida no como un derecho al saber, al conocimiento crítico, liberador y constructivo, si no como instrucción para competir, para imponerse sobre los que tienen menos aptitudes dentro de las escasas oportunidades del capitalismo global. En todo caso, si tan exitosos han sido estos programas del gobierno actual y de los anteriores, debería responderse con solvencia a esta pregunta básica: ¿Dónde están esas tres generaciones de estudiantes exitosos? ¿En una maquila?, ¿En una gasolinera?, ¿En una venta de comida chatarra?, ¿Explotados y ganando un salario de hambre? o, lo más seguro, ¿Haciendo cualquier tipo de trabajo doméstico fuera de nuestro país?
Otro tremenda contradicción es que en su discurso ante la Asamblea Legislativa, el Presidente terminó diciendo: "El poder no me ha cambiado, sigo siendo el mismo Tony Saca", pero a renglón seguido hizo a un lado su modestia al decir que cuando un campesino del norte del país le dijo que nunca le olvidarían por haber sido el Presidente que les abrió la oportunidad de sacar sus productos agrícolas gracias a la primera fase de la carretera longitudinal del norte, le respondió: "Yo no quiero ser recordado por una carretera, si no por haber contribuido al desarrollo de toda la zona norte del país". Igualmente, ante la Asamblea dijo "No reclamo ningún logro, sólo doy fe de haber trabajado por mi país", mientras que en el informe oficial, que publicó y pagó con nuestros impuestos, se habla abundantemente de los supuestos logros presidenciales.
El desconcierto y la molestia que se siente al escuchar y leer este tipo de discursos debe ser canalizada positivamente en acciones y decisiones de cambio. Si el Art. 83 de la Constitución de la República establece que "la soberanía reside en el pueblo" y el Art. 85 reza: "El Gobierno es republicano, democrático y representativo" y "El sistema político es pluralista", el pueblo es dueño de la soberanía, es libre de elegir a sus gobernantes, tiene derecho a que se le respete su voluntad y puede escoger al candidato y partido que mejor le parezca, de la ideología que sea; por lo tanto el pueblo tiene el poder de cambiar todas esas situaciones que le disgustan, de intentar que cambie e incluso de equivocarse en el intento. En consecuencia no puede seguir siendo asustado con los fantasmas del “comunismo”, el “terrorismo”, el “izquierdismo” y tantos otros calificativos con los que se pretende atemorizar al electorado.
Es hora de no tener más miedo a las campañas de terror. Se debe vencer el temor y escoger la esperanza; la esperanza de un cambio de verdad no de "cambiar algo para que no cambie nada", la esperanza legítima de que los discursos presidenciales choquen contra el muro de la realidad agobiante.
2 comentarios:
Holaaa amigos de rojos rojos bueno la verdad que no es para post solomente para darle la nvitacion que veas mi blog ya que te he puesto en mis contactos de blog amigos ya que he tomado algunos de tus post para poner en mi blog espero que me visites y que sigamos en la lucha por el cambio del salvador que ya es hora que cambiomos ... este pais de corrupto y No libre de espression ..... ya que por estos medio podemos trabajar juntos para asi que la gente que no creeee podamos habrirle los ojos al pueblo.... mi pagina es
http://jalecross.blogspot.com/
este la otra
http://jalecross.wordpress.com/
espero que reciba noticias de
ustedes mi correo es
jalecross_40@hotmail.com
Bien, le voy a hechar un vistazo a ambos blogs, no hay problema.
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