Antonio Martínez-Uribe
Estuve siguiendo el acto de cierre de campaña de Mauricio Funes por Megavisión y la Maya. Luego recibí, varios cables de prensa, entre ellos este de la española EFE, los invito a que lo vean. Link: http://www.adn.es/politica/20090308/NWS-0029-FMLN-multitudinario-aplastante-triunfo-realiza.html
Es interesante puesto que pinta la situación tal como la vio alguien que supuestamente es un periodista objetivo. Aunque para mí la objetividad no existe, somos todos profundamente subjetivos.
Sin duda, la demostración fue algo extraordinario. Después de ver otras informaciones por la noche del sábado, incluso algunas ya de hechos pasados (que de repente no valoramos en su justo significado), como la de que el Frente ganó a ARENA las del 18 de Enero por más de 90 mil votos. Esto para mi es un dato contundente. Pero los procesos sociales no son tan automáticos, ni tan lógicos. Algunos “analistas” los he oído hablar de la “lógica política”, pero lo lógico de la política, en tanto tiene en el centro el pleito por el poder, es que es ilógica.
Después del 18, Mauricio Funes ha hecho con encomio, como ya lo hemos hablado, y refiriéndonos a él como líder muy carismático, visionario, un trabajo impresionante y, por poseer ese raro atributo tan difícil de encontrar en nuestro medio, su apoyo se ha crecido no aritméticamente, sino geométricamente. No ha sido nada fácil para Funes, puesto que lo enfrentan el poderoso sector empresarial y los grandes medios, cuya campaña en su contra ha sido calificada de «atroz y denigrante» por Rafael Roncagiolo, experto del Instituto para la Democracia y Asistencia Electoral con sede en Washington.
De entrada, esta vez es diferente: No hay segunda vuelta (la posibilidad es sumamente remota, tendría que darse un empate) y se puede ganar o perder por ¡un voto! Pero, digámoslo en salvadoreño puro: multitud de pueblo y elementos de las elites pensantes y políticos muy experimentados, con su comportamiento están expresando algo así: areneros, a nosotros nos vale lo que digás con tu campaña repugnante, nosotros vamos a votar rojo y por Mauricio Funes y así lo vamos a llevar a la ¡¡¡Presidencia de la República!!! ¿¿¿Y qué???
Por ejemplo los apoyos de los dos Hectores (Dada y Silva), la entrañable ex rectora de la UES, Dra. María Isabel Rodríguez, la Chelona Rodríguez, el hijo de Napoleón Duarte, Chévez (pastor de la iglesia Elim, la más grande iglesia evangélica de El Salvador, cuyo pastor principal Vega, luce muy opositor también), y Garcíaguirre (quien más que policía es militar), ¡la hija del Coronel D. Monterrosa!, Rais (de la empresa de desechos sólidos), amplias bases y líderes del PCN, PDC, PSD, FDR, ya no digamos el apoyo oficial del CD, trabajadores, mujeres, estudiantes, jóvenes, homosexuales, ambientalistas, agricultores, ganaderos, otros pastores de iglesias evangélicas, etc., etc., etc., y otros y otras que, lo sé, por mil razones, no quieren o bien no deben, hoy por hoy, dar la cara pero están en la jugada, hacen que irrumpa el fuerte presentimiento o, si se quiere llamarlo así, muy sólida y rítmica corazonada, de que Mauricio Funes, el FMLN y sus aliados, ganarán.
El caso de Chévez y Garcíaguirre dibuja además un rasgo de nuestra identidad: el resentimiento o bien la de “me las vas a pagar” (lo digo en un sentido respetuoso y positivo). A ellos dos, Ciro Cruz Zepeda los quiso ningunear, tan acostumbrado como está de negociar, bajo la mesa, por un buen hueso hasta con la dignidad de la gente, esta vez con dos respetables personas que se había decidido que corrieran por la silla presidencial por parte del PCN.
Conocí a Chévez mientras, junto con otros profesionales e intelectuales, lo entrevistábamos para una serie televisiva propuesta por TCS, que supuestamente incluiría a los entonces cuatro candidatos, sin saber que ya en ese minuto, lunes 9 de febrero pasado, Zepeda lo negociaba en Casa Presidencial, así como también Rodolfo Parker, impúdicamente, también transaba a Rivas Zamora.
Realmente me impresionaron las respuestas del Lic. Chévez (en particular su comprensión y énfasis acerca del problema del Estado de Derecho) y, fuera de cámaras, lo felicité de una manera franca. Ante la hostil actitud de Zepeda, este hombre hizo lo que el honor, la decencia le exigía que tenía que hacer: resistirse. Y ahora la ex fórmula del PCN les está pasando la factura a los zepedas, los contreras, los lobos, los parker para, como ellos mismos lo afirman con mucha agudeza: tenemos que dignificar la política. ¡¡¡Bravo!!!
Pero estos areneros (no todos y todas, hay que dejar constancia de ello), son unos traicioneros, juegan sucio y con oprobio, tienen una mentalidad de extrema derecha, fascista, particularmente sus patrones oligarcas, seguirán jugando sus inmundas cartas para intentar cambiar a su favor, en este intersticio, este escenario.
Pretenden mantener el control histórico que han tenido del Estado desde 1821 para aumentar sus ya desbordantes, repudiables y concentradores privilegios tan polarizantes.
Pero ¿cómo podrían parar este tsunami social y político? ¡No hay forma democrática para hacerlo!, a no ser que sea una operación asquerosa, turbia, abominable, que puede implicar hacer desaparecer a su enemigo principal, individual o colectivo, de igual manera que lo hicieron con Gerardo Barrios, Martí, Zapata, San Romero, Enrique Alvarez Córdova, Manuel Franco, Enrique Barrera y el resto de dirigentes del FDR en 1980, lo hicieron con los Padres Jesuitas y asistentes, y lo han hecho masivamente con tantos otros representantes opositores incontables veces en la historia nacional.
¿Acarician la tentación de asesinar a Mauricio? Lo digo sin tapujos, pero, ¡con un ferviente deseo de que no suceda! Para ello tendrían que recurrir a sus grupos armados ilegales, pero, particularmente, a los policías y militares, cuyos entes institucionales, están escindidos precisamente alrededor del apoyo hacia Mauricio.
La operación masiva de cierre de campaña de Mauricio Funes, no lo olvidemos, envía otro mensaje que habla asimismo de otra gran jugada política la cual debemos tenerla bien en cuenta: nos dice también, sin decirlo, la capacidad de parar el país si es necesario o bien de levantarlo en contra de... cuestión que tampoco debe pasar, mejor optar por la vía pactada hace 17 años para ponerle fin al enfrentamiento armado: la de resolver el conflicto en la lucha por el poder y acceder al gobierno por medio de elecciones democráticas, limpias y libres, sin coacción de ningún tipo.
El pasado domingo muy temprano en la mañana me encontraba, en el libro «Los Escuadrones de la Muerte en El Salvador» que estoy releyendo, un dato, significativo, simbólico, premonitorio: este 15 de Marzo se cumplen 16 años de haberse hecho público el Informe de la Comisión de la Verdad. Por otra parte, este año también es el 30 aniversario del golpe de Estado del 15 de Octubre promovido y ejecutado por militares jóvenes, justificado por la imperativa necesidad de resolver nuestros conflictos históricos que siguen, aquí y ahora, todavía vivos, latentes.
Es este un hermosísimo caso clásico para el análisis de una coyuntura política. Si, como sociólogo y politólogo me preguntaran: ¿A qué lado se alinean en este instante la mayoría de los actores claves? Yo respondería con absoluta certeza y rigor: ¡Al lado de Mauricio Funes!
Estuve siguiendo el acto de cierre de campaña de Mauricio Funes por Megavisión y la Maya. Luego recibí, varios cables de prensa, entre ellos este de la española EFE, los invito a que lo vean. Link: http://www.adn.es/politica/20090308/NWS-0029-FMLN-multitudinario-aplastante-triunfo-realiza.html
Es interesante puesto que pinta la situación tal como la vio alguien que supuestamente es un periodista objetivo. Aunque para mí la objetividad no existe, somos todos profundamente subjetivos.
Sin duda, la demostración fue algo extraordinario. Después de ver otras informaciones por la noche del sábado, incluso algunas ya de hechos pasados (que de repente no valoramos en su justo significado), como la de que el Frente ganó a ARENA las del 18 de Enero por más de 90 mil votos. Esto para mi es un dato contundente. Pero los procesos sociales no son tan automáticos, ni tan lógicos. Algunos “analistas” los he oído hablar de la “lógica política”, pero lo lógico de la política, en tanto tiene en el centro el pleito por el poder, es que es ilógica.
Después del 18, Mauricio Funes ha hecho con encomio, como ya lo hemos hablado, y refiriéndonos a él como líder muy carismático, visionario, un trabajo impresionante y, por poseer ese raro atributo tan difícil de encontrar en nuestro medio, su apoyo se ha crecido no aritméticamente, sino geométricamente. No ha sido nada fácil para Funes, puesto que lo enfrentan el poderoso sector empresarial y los grandes medios, cuya campaña en su contra ha sido calificada de «atroz y denigrante» por Rafael Roncagiolo, experto del Instituto para la Democracia y Asistencia Electoral con sede en Washington.
De entrada, esta vez es diferente: No hay segunda vuelta (la posibilidad es sumamente remota, tendría que darse un empate) y se puede ganar o perder por ¡un voto! Pero, digámoslo en salvadoreño puro: multitud de pueblo y elementos de las elites pensantes y políticos muy experimentados, con su comportamiento están expresando algo así: areneros, a nosotros nos vale lo que digás con tu campaña repugnante, nosotros vamos a votar rojo y por Mauricio Funes y así lo vamos a llevar a la ¡¡¡Presidencia de la República!!! ¿¿¿Y qué???
Por ejemplo los apoyos de los dos Hectores (Dada y Silva), la entrañable ex rectora de la UES, Dra. María Isabel Rodríguez, la Chelona Rodríguez, el hijo de Napoleón Duarte, Chévez (pastor de la iglesia Elim, la más grande iglesia evangélica de El Salvador, cuyo pastor principal Vega, luce muy opositor también), y Garcíaguirre (quien más que policía es militar), ¡la hija del Coronel D. Monterrosa!, Rais (de la empresa de desechos sólidos), amplias bases y líderes del PCN, PDC, PSD, FDR, ya no digamos el apoyo oficial del CD, trabajadores, mujeres, estudiantes, jóvenes, homosexuales, ambientalistas, agricultores, ganaderos, otros pastores de iglesias evangélicas, etc., etc., etc., y otros y otras que, lo sé, por mil razones, no quieren o bien no deben, hoy por hoy, dar la cara pero están en la jugada, hacen que irrumpa el fuerte presentimiento o, si se quiere llamarlo así, muy sólida y rítmica corazonada, de que Mauricio Funes, el FMLN y sus aliados, ganarán.
El caso de Chévez y Garcíaguirre dibuja además un rasgo de nuestra identidad: el resentimiento o bien la de “me las vas a pagar” (lo digo en un sentido respetuoso y positivo). A ellos dos, Ciro Cruz Zepeda los quiso ningunear, tan acostumbrado como está de negociar, bajo la mesa, por un buen hueso hasta con la dignidad de la gente, esta vez con dos respetables personas que se había decidido que corrieran por la silla presidencial por parte del PCN.
Conocí a Chévez mientras, junto con otros profesionales e intelectuales, lo entrevistábamos para una serie televisiva propuesta por TCS, que supuestamente incluiría a los entonces cuatro candidatos, sin saber que ya en ese minuto, lunes 9 de febrero pasado, Zepeda lo negociaba en Casa Presidencial, así como también Rodolfo Parker, impúdicamente, también transaba a Rivas Zamora.
Realmente me impresionaron las respuestas del Lic. Chévez (en particular su comprensión y énfasis acerca del problema del Estado de Derecho) y, fuera de cámaras, lo felicité de una manera franca. Ante la hostil actitud de Zepeda, este hombre hizo lo que el honor, la decencia le exigía que tenía que hacer: resistirse. Y ahora la ex fórmula del PCN les está pasando la factura a los zepedas, los contreras, los lobos, los parker para, como ellos mismos lo afirman con mucha agudeza: tenemos que dignificar la política. ¡¡¡Bravo!!!
Pero estos areneros (no todos y todas, hay que dejar constancia de ello), son unos traicioneros, juegan sucio y con oprobio, tienen una mentalidad de extrema derecha, fascista, particularmente sus patrones oligarcas, seguirán jugando sus inmundas cartas para intentar cambiar a su favor, en este intersticio, este escenario.
Pretenden mantener el control histórico que han tenido del Estado desde 1821 para aumentar sus ya desbordantes, repudiables y concentradores privilegios tan polarizantes.
Pero ¿cómo podrían parar este tsunami social y político? ¡No hay forma democrática para hacerlo!, a no ser que sea una operación asquerosa, turbia, abominable, que puede implicar hacer desaparecer a su enemigo principal, individual o colectivo, de igual manera que lo hicieron con Gerardo Barrios, Martí, Zapata, San Romero, Enrique Alvarez Córdova, Manuel Franco, Enrique Barrera y el resto de dirigentes del FDR en 1980, lo hicieron con los Padres Jesuitas y asistentes, y lo han hecho masivamente con tantos otros representantes opositores incontables veces en la historia nacional.
¿Acarician la tentación de asesinar a Mauricio? Lo digo sin tapujos, pero, ¡con un ferviente deseo de que no suceda! Para ello tendrían que recurrir a sus grupos armados ilegales, pero, particularmente, a los policías y militares, cuyos entes institucionales, están escindidos precisamente alrededor del apoyo hacia Mauricio.
La operación masiva de cierre de campaña de Mauricio Funes, no lo olvidemos, envía otro mensaje que habla asimismo de otra gran jugada política la cual debemos tenerla bien en cuenta: nos dice también, sin decirlo, la capacidad de parar el país si es necesario o bien de levantarlo en contra de... cuestión que tampoco debe pasar, mejor optar por la vía pactada hace 17 años para ponerle fin al enfrentamiento armado: la de resolver el conflicto en la lucha por el poder y acceder al gobierno por medio de elecciones democráticas, limpias y libres, sin coacción de ningún tipo.
El pasado domingo muy temprano en la mañana me encontraba, en el libro «Los Escuadrones de la Muerte en El Salvador» que estoy releyendo, un dato, significativo, simbólico, premonitorio: este 15 de Marzo se cumplen 16 años de haberse hecho público el Informe de la Comisión de la Verdad. Por otra parte, este año también es el 30 aniversario del golpe de Estado del 15 de Octubre promovido y ejecutado por militares jóvenes, justificado por la imperativa necesidad de resolver nuestros conflictos históricos que siguen, aquí y ahora, todavía vivos, latentes.
Es este un hermosísimo caso clásico para el análisis de una coyuntura política. Si, como sociólogo y politólogo me preguntaran: ¿A qué lado se alinean en este instante la mayoría de los actores claves? Yo respondería con absoluta certeza y rigor: ¡Al lado de Mauricio Funes!
1 comentario:
esta vez es diferente!!!
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