Somos un grupo de salvadoreños que reside en Europa y desde hace algunos meses venimos con el gusto de escribirle unas cortas líneas para felicitarlo como dueño de tan venturoso periódico como lo es El Diario de Hoy. En este continente lo leemos, mis compañeros de oficina y yo, el que suscribe. Y quiero decirle que lo disfrutamos al máximo, tan así que tenemos como ritual, como primer acto de la mañana, aun antes que la rutinaria taza de café, abrir la página web del periódico y buscar su acostumbrado editorial.
Nos gusta mucho, nos entretiene y puede decirse que nos libera del estrés del resto del día. Y es que hay en cada uno de ellos una paleontolítica comicidad que festejamos. Es como que quien los escribe, se colocara unas gafas rojas, como esas utilizadas para mirar los eclipses, pero en su totalidad rojas. Usted le presta una gratuita publicidad a los “rojos”, que prácticamente son todos los que no comulgan con sus ideas o los pobres que no se codean en su círculo “social” y que pronto dejaran de comer frijoles “rojos”.
Eso a nosotros, los de la oficina, no nos importa, pues se necesita verdadera enjundia de ficción para entrelazar los anacronismos de los que usted se vale. Créame que por momentos nos hemos mirado y al unísono nos preguntamos: ¿de cuál habrá fumado, ese viejo (en tono afable, por seguro)? De la fina. Nos ha hecho creer que aun se vive la guerra o que está por vivirse, que el muro de Berlín aun no cae y que Gorvachev fracasa en su intento de abrir las puertas de la Unión Soviética. Gracias al cielo no se remonta a Franco y a su añoranza por la benemérita guardia nacional. Queremos decirle que en su último editorial, usted ya mira un ejército rojo, disciplinado y organizado, dispuesto a tomarse San Salvador.
Y créame, nos ha dado un susto como no se imagina, pues de donde trompos si no hay cordeles. Y luego en su otro ocurrente editorial, donde a pesar de mediar casi veinte años, aun le echa la culpa a los rojos y a la reforma agraria, de la desgracia de agricultura que vive el país. Por poco tomamos unas vacaciones y nos vamos a El Salvador.
Y el otro que recordamos, cuando usted habla que el candidato “rojo” no ríe o sonríe y toma esto como mala seña, como signo de malignidad. Algo del todo jocoso, nosotros hemos conocido de sicópatas que ríen a mandíbula abierta mientras torturan a sus víctimas y de hombres desalmados que sonríen mientras planean sus actos oscuros. Aparte de ello, la situación de El Salvador no es para andarse riendo, ya vendrá un tiempo para ello.
Los de la oficina le queremos decir que no desista en ofrecernos un entretenimiento tan gratificante como sus editoriales, y créame que se lo decimos con la convicción que no ocurrirá, pues ya hay discípulos suyos, mentes brillantes, que también ven rojos hasta en la salsa de las veneradas pupusas, en un descuido estas también se vuelven soviéticas o cubanas o venezolanas, como el petróleo.
Para terminar, quisiéramos ofrecerle, como opúsculo una sugerencia: su editorial, debería se movido a la sección más importante de su periódico, como decir, los cómicos y entretenimiento. Y asegurarse que el resto del periódico presente información seria y ajustada a la realidad, como lo hacen la mayoría de periódicos del mundo, aun los más conservadores.
Sus asiduos lectores.
David Cortichelli y otros.
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1 comentario:
Camarada:
Gracias por publicar mi comentario!
Se te agradece miles.
Hasta la victoria siempre!
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